Este tour llevará al visitante por las principales centros de poder político de la antigua Asiria. Quien lo recorra podrá ser testigo de cómo el centro cultural de esta civilización mesopotámica fue movilizándose a lo largo del tiempo. Daremos inicio en la ciudad de Mosul, segunda en importancia en Irak, y desde allí nos trasladaremos a las ruinas de Assur, actualmente declaradas Patrimonio Histórico de la Humanidad. En esta milenaria ciudad, ubicada al margen del río Tigris, haremos un recorrido por las excavaciones del templo dedicado al dios que lleva el mismo nombre de la ciudad, y que dio asimismo el nombre a la civilización. Luego de recorrer sus principales conjuntos habitacionales se hará una caminata por los esteros del Tigris, en donde aún pueden observarse los restos de los terrenos de cultivo que en el II milenio antes de Cristo estuvieron dedicados al algodón, y que actualmente funcionan para el trigo y el sorgo. Allí se hará una muestra de cómo los antiguos asirios realizaban la extracción del algodón para su posterior procesamiento en telares metálicos, con el objetivo de producir armaduras. Posteriormente se recorrerá el famoso Zigurat de Assur, y asimismo los templos de Anu e Ishtar, que muestran la importancia de Assur no sólo como centro político sino también religioso del imperio. A esta ciudad eran llevados los principales dioses saqueados de los templos de las ciudades conquistadas.
Desde Assur nos dirigiremos a Nínive, la célebre ciudad bíblica. Allí observaremos las imponentes murallas, que explican la importancia militar de este asentamiento, lo cual le permitió relevar a Assur como capital. Luego de las murallas nos dirigiremos a la explanada que sostiene las ruinas de lo que pudo ser un zigurat, y frente a éste los templos de Ishtar y Nabu. El viajero se maravillará con el sincretismo de esta ciudad, en donde aún habitan numerosos grupos humanos que, al igual que en el I milenio a.C, provienen de distintas etnias de las montañas del Kurdistán. Al final del día nos dirigiremos a los paisajes rocosos del norte, en donde se encontraba la frontera militar de Asiria. Finalmente, cruzaremos el Tigris nuevamente para dirigirnos a la ciudad de Nimrud, fundada originalmente como un núcleo administrativo, pero que tras la caída de Assur se convirtió en la nueva capital asiria. Allí observaremos el canal del río Zab, que permitió la irrigación de la mayor parte de una vasta zona desértica que se convirtió en una despensa segura de los constantes ataques de los grupos arameos, en el oeste. Por último, haremos un recorrido por el templo de Ninurta, cuyas diferentes secciones son uno de los principales vestigios del arte asirio y cuyas ruinas revelan además la feroz destrucción que vivió en el 612 a.C, en manos de babilonios, en la misma oleada que acabó para siempre con la civilización asiria.
Mapa de la ruta
La ruta en imágenes
Zigurat de Assur
Vista actual de Mosul
Contextualización
El pueblo asirio, conocido también como athura, se estableció en la región del Asia Anterior durante el III milenio a.C. Al parecer provino con las distintas oleadas de pueblos elamitas que en esta época empezaron a asolar los territorios sumerios. Es importante señalar los importantes vínculos culturales entre sumerios y asirios, pues muchos elementos artísticos de los primeros están presentes en las capas más antiguas de los yacimientos de Assur. Dicha ciudad, que se constituyó como el principal núcleo poblacional en la zona media del Tigris, pronto adquirió un importante valor religioso que le permitió controlar políticamente las zonas de cultivos del algodón aledaños. La fertilidad de la zona y la presencia de yacimientos de cobres, aunados con la ventaja geográfica que representaba en tanto que era el principal núcleo de conexión entre el mar Índico y Anatolia, hicieron de Assur la principal ciudad mesopotámica hacia principios del II milenios a.C. Sin embargo, en el 1760 a.C Hammurabbi destruyó la ciudad, lo cual dio inicio a un periodo intermedio que no concluiría hasta el siglo XV a.C. En este periodo Assur volvió a fortalecerse, a pesar de que poco después cayó en el epicentro de las invasiones de los llamados pueblos del mar, que se establecieron en todo el Levante y asimismo en el este de Anatolia; dicho contexto de invasiones es considerado como una de las principales coyunturas que obligó a Asiria a perfeccionarse militarmente. Esta civilización es reconocida a través de las fuentes por su crueldad en las conquistas, especialmente durante las campañas de exterminación en las cuales las ciudades eran expoliadas, a pesar de no ser políticamente integradas al imperio. Pérez Largacha explica que estos tipos de estrategias fueron posibles gracias a la combinación del desarrollo de una élite militar, por un lado, y por el otro la costumbre de raptar los dioses de los templos conquistados, lo cual generaba un vínculo entre la población saqueada y la capital asiria de naturaleza económico-religiosa.
Tras la llegada de los pueblos del mar, en todo caso, Assur vivió una decadencia de la que nunca se recuperaría, tras la cual la capital fue trasladada un poco más lejos de la frontera, en Nimrud. Posteriormente, a medida que la situación política se estabilizaba en el norte, y asimismo aumentaban los peligros de los grupos babilónicos, medos y arameos por el sur, la capital fue trasladada nuevamente al norte, a Nínive. Dicha ciudad se fortaleció militarmente y reemplazó muchas de las funciones religiosas de Assur, lo cual se evidencia en el número de templos desarrollados a principios del I milenio a.C. Por otro lado, Nínive consiguió monopolizar la producción de cereales a lo largo de las riveras del Tigris gracias al establecimiento de redes comerciales apoyadas con destacamentos militares, lo cual le permitió funcionar como un soporte antes las invasiones de los pueblos provenientes del Kurdistán. No obstante, la ciudad finalmente caería ante el ataque de la coalición de medos y babilonios que el siglo VII a.C daría inicio a la civilización neo-babilonia. La ciudad fue devastada por completo, lo cual supuso el fin del poderío político de los asirios, si bien las tres antiguas capitales vivieron distintos momentos de prosperidad durante los imperios ulteriores. Los asirios, que mantuvieron cierto tipo de identidad cultural hasta la llegada del Islam, son reconocidos por ser uno de los primeros grupos en haberse convertido al cristianismo.
Bibliografía
Bibliografía
- PEREZ, Antonio. Historia Antigua y del Próximo Oriente. Madrid: Ediciones Akal. 2006
- WAGNER, Carlos. Historia del Cercano Oriente. Salamanca: Ediciones de la Universidad de Salamanca. 1999
No hay comentarios:
Publicar un comentario